lunes, 23 de diciembre de 2013

Entrevista Especial a Santa Claus

Nicolás de Bari, conocido por todos como Santa Claus, nació en el año 280, en Lycia, un pueblo de lo que hoy conocemos como Turquía.
Cuando no está repartiendo juguetes se dedica al sacerdocio, y se caracteriza por su gran generosidad y el amor que le tiene a los niños.
Actualmente vive en una región del Polo Norte, no puede decir cuál porque pueden descubrir su fábrica de juguetes y se arruinaría la ilusión de la Navidad.
Conozcamos más de este festivo personaje.
¿Cuál fue el primer obsequio que diste?
-Ho Ho Ho… Hace tantos años que ya casi ni me acuerdo. Creo que fue hace más de 1.700 años. Una familia del pueblo donde yo vivía en aquel entonces se encontraba en una situación económica muy difícil. No tenían dinero y no podían pagar las dotes de sus hijas para que ellas se casaran. Yo entre a su casa con mucho cuidado, sin que nadie me viera, y dejé tres bolsas con monedas de oro dentro de los calcetines de las niñas que colgaron sobre la chimenea para secarlos, como si fuera un regalo milagroso. Creo que de ahí me quedé con la costumbre de los calcetines y que nadie me viera al entregar los regalos. Ho Ho Ho.
¿Qué es lo que más le gusta de ser Santa Claus?
-Para mí este es el trabajo más maravilloso del mundo, no hay algo que me guste más porque todo me fascina, pero tal vez sea la ilusión de miles de millones de niños lo que me motiva para seguir siendo Santa Claus.
¿Y cómo haces para repartir todos esos juguetes en una sola noche?
-Fácil, los guardo en mi saco y los monto en mi trineo mágico, los renos que tiran de él son muy veloces y se puede recorrer el mundo entero en pocas horas.
¿Y todo ese trabajo lo hace usted solo?
-Por supuesto que no. Ho Ho Ho… Son muchos niños alrededor del mundo para un solo viejito como yo. En todas partes del mundo tengo amigos que me ayudan a repartir regalos: los elfos, Papá Noel, el Niño Jesús, el Viejito Pascuero, la Befana, la Tía Airie, y los tres Reyes Magos, y a veces hasta lo padres de los niños nos ayudan con los juguetes.
Este es un trabajo se hace en equipo, todos somos amigos y nos ayudamos entre sí, y ese es uno de los mensajes más bonitos de Navidad.
Desde pequeños nos han dicho que si no nos portamos bien usted no nos trae regalos, ¿eso es cierto?
-Claro que sí. Solo los niños buenos reciben regalos. Yo tengo un telescopio mágico con el que veo cómo se portan todos los niños del mundo, además cuento con la ayuda de los amigos que te mencioné antes, ellos me mantienen siempre informado.
¿Y si un niño se porta mal?
-Si es así, entonces es Carbonilla quien lo visita y en vez de regalos le deja carbón. Aunque creo que este año no será necesario porque todos se han portado muy bien.
Santa, discúlpenos si lo que le vamos a decir lo ofende pero, ¿usted no está muy gordo para entrar por las chimeneas?
-Ho Ho Ho… Sí estoy muy gordito, ¿verdad? Eso es por tantos dulces que me dejan los niños. Pero sí entro por las chimeneas, lo que pasa es que primero me convierto en una especie de humo mágico. Y si las casas no tienen chimeneas entro por cualquier huequito que encuentre, así que nadie se preocupe. Ho Ho Ho.
Por simple curiosidad, ¿por qué siempre viste de rojo y blanco?
-Ho Ho Ho… ¿Cómo lo notaron? Ho Ho Ho. Es que me encantan estos dos colores, para mí representan el amor y la paz que siempre deben reinar en el mundo. Por eso mi traje es de esos colores. ¡Ho Ho Ho!
Después de repartir los obsequios, ¿cómo celebra el día de Navidad?
-Comiendo. Ho Ho Ho… Cuando llego a mi casa le doy a la Señora Claus todos los presentes que me dejan los niños como agradecimiento y, como todo es comida, ella arregla la mesa mientras yo le doy de beber a los renos.
Luego, al entrar nuevamente a la casa me encuentro con la razón de mi sobrepeso. (Ho Ho Ho) Una mesa con hallacas y pan de jamón de Venezuela, chocolate caliente de Perú, galletas de jengibre de Alemania, y así muuuuchos platos más de todos los países del mundo. ¡Qué rica es la Navidad! Ho Ho Ho.
Usted que siempre entrega obsequios, ¿qué le gustaría recibir de regalo para esta Navidad?
-Yo soy feliz con que todos los niños de todo el mundo se porten muy bien para que reciban su obsequio, pero si insisten… Ho Ho Ho… Me encantaría recibir un mundo donde no existan las peleas, donde el amor y la paz sean contagiosos y siempre estén en el ambiente. Y si de paso se atraviesan por allí chocolates con nueces y avellanas, no me quejaría. Ho Ho Ho.
Como agradecimiento a Santa Claus por haber compartido un ratito con nosotros, decidimos obsequiarle una caja inmensa de sus chocolates preferidos. Los compartió con nosotros y se fue a su fábrica de juguetes a continuar con su trabajo.

Esperaremos hasta el día de Nochebuena para saber que nos regalará, mientras tanto les deseamos desde aquí una ¡Feliz Navidad!

0 comentarios:

Publicar un comentario